Crónica de una compra anunciada (I)

Capítulo 1

Ballmer abría la puerta de su limusina, con la sonrisa marcada abiertamente se disponía a presentarse delante de la cúpula de Microsoft. Bajo el brazo llevaba el dossier de la ventajosa compra de Yahoo.

TOP SECRET, decía en la portada, pero el botones del ascensor sabía que aquella pequeña carpeta, con no más de dos folios, guardaba la carrera universitaria de su hijo. No tubo la oportunidad de hacerse de oro cuando Yahoo cotizó en bolsa, ni desoyó las risitas en voz baja de Bill al murmurar el batacazo de Google en su salida a bolsa; pero, ahora, no desaprovecharía la oportunidad, cuando Steve entró enfurruñado en el ascensor diciendo: -Tiene que ser mía, mía… mía…-, mientras leía la noticia del supuesto interés de Yahoo por Digg.

No hacia falta mirar dentro del dossier, Yahoo navegaba sin rumbo fijo en la tempestad que recorría la web. Google haciéndose de oro, y Yahoo gastando dinero para empujar el iceberg que la estaba aplastando. Yang impuso su espíritu joven en reflotar la caída abanderada por Semel. «
Traedme al Creador», gritó el consejo de administración. Y los consejos de administración rara (pero que muy rara) vez se equivocan. Así que, llego, vio, y gastó. Gastó por aquí, gastó por allí. Gastó y no convenció.



-Bill ¿qué piensas?-. Bill permanecía con la mirada perdida, encima de la mesa los periódicos extendidos, por el suelo unos folios impresos de la web con cosas de áfrica.

-Este verano me voy, pero antes me gustaría cerrar una última operación-. Steve frunció el entrecejo pensando para si mismo: «¡Cuándo se va a ir de una vez!».

-¿Por qué no compramos Yahoo?.



Ahora, Steve, mientras cogía el ascensor, ignorando al botones que se fijaba en la carpeta, recordaba la última idea de Bill. Bueno, la idea que él abanderaría como el nuevo proyecto del futuro CEO.

1500

«…por carácter más obsequiador que los poderosos, y más
acomodado a sufrir el ceño de la autoridad, cuando
lo exigía el caso, de lo que convenía a un Espartano»
.
Vidas Paralelas (Lisandro), Plutarco.

Ayer fue un éxito la manifestación del colectivo informático, 1500 manifestantes en defensa de la obtención de competencias como el resto de las ingenierías. Cada vez su voz se oye más y su unión se compacta más.

Yo también participé, junto a mis compañeros de departamento y alumnos. Uno de ellos llevaba en la mano un casco griego y, cuando lo vi, le pregunté por el. Me dijo que representaba al casco de los guerreros espartanos que defendieron el desfiladero de las Termópilas. Como aquellos 300, ellos no eran muchos, pero defenderían con ardor sus convicciones.

En realidad tampoco eran solo trescientos quienes defendieron el desfiladero. Junto a los espartanos se quedaron mil guerreros de Tebas y Tespias, ambas ciudades serían las primeras en caer si cedían en el desfiladero. Los espartanos no estaban allí por defender su patria frente los persas, de hecho consideraron que Jerjes nunca podría cruzar el istmo de Corintio y les daba igual el futuro del resto de pueblo griegos fuera del Peloponeso. No obstante, su valor se presuponía ante cualquier adversidad y su decisión de quedarse no fue fruto de la bravuconería, o el orgullo de cuando les despedían, en su marcha hacia la batalla, con las palabras «Vuelve con el escudo o encima de él». Los espartanos se sacrificaron para que el resto de los griegos tuviesen la oportunidad de ponerse a salvo. Y, al final, esa pequeña resistencia formó el carácter de los griegos, siendo la semilla de donde brotó la victoria sobre los persas.

Bolonia en la Ingeniería (2 Parte)


Si no hay café para todos, no habrá para nadie.
 
Ernesto ‘Che’ Guevara.

Ha pasado unos días desde que publiqué la entrada Bolonia en la Ingeniería, con ella os mostraba una opinión sobre la problemática de las atribuciones. Hay un trasfondo en el artículo que muestra un cierta sintonía (no interpreto las palabras de Manuel Acero, sólo expreso las sensaciones que yo tengo al leerlas) con el documento EL CONCEPTO DE “PROFESIÓN REGULADA” A QUE SE REFIERE EL DOCUMENTO “LA ORGANIZACIÓN DE LAS ENSEÑANZAS UNIVERSITARIAS EN ESPAÑA” del Ministerio de Educación y Ciencia, o el documento NOTA SOBRE PROFESIONES REGULADAS Y DIRECTRICES DE TITULOS UNIVERSITARIOS donde se dice: «En el sistema universitario actual los títulos y las profesiones reguladas están directamente vinculados. Con la nueva organización, cuando proceda, la regulación profesional debe existir, con la definición de atribuciones, y la formación debe ser definida para garantizar la adquisición de competencias que permitan el ejercicio de las atribuciones».

Es decir, admitimos de la necesidad de establecer la atribuciones de las actuales profesiones reguladas; pero, ¿hay cabida para plantear nuevas profesiones reguladas?. Esta cuestión es muy importante, y es la lucha de los ingenieros informáticos. Hasta ahora parecía que el carácter transversal de la informática impedía una regulación, o más bien no se deseaba aumentar el número de profesiones reguladas. Hace años que se cuestiona la regulación de algunas profesiones, y frente a la continua exigencia por parte de los colegios en mantener las regulaciones, otros opinan en romper con este privilegio del que disponen. Sería constitutivo de un blog independiente para discutir a necesidad o no de profesiones reguladas.

No tengo una opinión muy favorable sobre la regulación de las profesiones, no obstante, no es razonable que ciertos profesionales puedan disfrutar de atribuciones y otros no. Sin embargo, si es inteligible que, después de tantas veces oír que les equipararían, no se conformen solo con palabras.

El Presidente geek

«Ellos no traen armas ni las conocen, porque les mostré espadas y las tomaban por el filo, y se cortaban con ignorancia. No tienen algún hierro; sus azagayas son unas varas sin hierro, y algunas de ellos tienen al cabo un diente de pece, y otras de otras cosas».

‘Diario de a bordo’. Cristóbal Colón.

El Presidente geek es el título de la entrada de este lunes pasado en el Blog de Enrique Dans. Nos comenta sobre la afición del nuevo presidente de los EEUU, Barack Obama, por los medios tecnológicos. El uso de Flickr, la familiaridad con iniciativas como Creative Commons, YouTube…, me recuerda el divertimento conspiranoico que escribí en Obama versus McCain.

Que tiemble Microsoft, Clinton no pudo dividirla, quizás Obama… Aunque, lo más probable es que Microsoft ya no tenga miedo, hay un monstruo que aspira a ser más grande.

Tesla & Intel

Somos como enanos a los hombros de gigantes. Podemos ver
más, y más lejos que ellos, no por alguna distinción física
nuestra, sino porque somos levantados por su gran altura.

Bernardo de Chartres.

El artículo Intel demuestra tecnología inalámbrica de transmisión de electricidad, me ha recordado la figura de Nikola Tesla y su proyecto Wardenclyffe. Este proyecto buscaría uno de sus deseos más utópicos: la trasmisión de electricidad gratuitamente. Sin embargo, la Torre Wardenclyffe se erigió como su proyecto inacabado, consumiéndose desde 1901 hasta 1917, en Shoreham, Long Island. Siendo uno de los centros de especulaciones y leyendas que nos han llegado hasta nuestro tiempo, cuna del famoso rayo de la muerte que partió de esa torre y causó el suceso de Tunguska.

Esa leyenda tan irreal como fantástica es el fruto de la especulación sobre una mente capaz de uno de los logros científicos  que más ha contribuido al desarrollo de la sociedad actual, hablo de la corriente alterna. Tesla fue el precursor de lo que hoy hablamos tan comúnmente como wireless, en 1898 hizo la primera demostración de un barco navegando por control remoto.

Y bastante antes que Intel, en la Convención de la Asociación Nacional de Alumbrado Eléctrico de St. Louis, 1893, demostró por primera vez que la transmisión de la electricidad inalámbrica era posible.

SaaS

“El negocio del software está próximo a su fin”
Jonathan Bush.

SaaS es el acrónimo de Software as a Service (Software como servicio), en el interesante artículo 10 tendencias informáticas para el 2009 aparece como una de las tendencia tecnológicas que tendrá una ventaja competitiva en el mercado de 2009.

«Los entornos de cloud computing permitirán que el concepto de Software como Servicio (Saas) asuma protagonismo en áreas más allá de los ERP, los CRM y los sistemas de RRHH. Rob DeSisto, analista de Gartner, opina que las empresas están viendo cada vez más los beneficios de mover el gasto en software a gran escala desde las partidas de presupuesto de inmovilizado hasta la cuenta de pérdidas y ganancias del ejercicio en curso».

Si se lee la entrada de SaaS en la wiki nos dice que es un modelo de distribución de software en donde la compañía de IT provee el servicio de mantenimiento, operación diaria, y soporte del software usado por el cliente. En otras palabras es tener la información, el procesamiento, los insumos y los resultados de la lógica de negocio del software. En palabras simples: El cliente tiene el sistema hospedado en la compañía de IT.

Esto aportará ventajas respecto del los nuevos profesionales en informática y sus clientes:

  • El cliente no necesariamente debe tener un área especializada para
    soportar el sistema, por lo que baja sus costos y su riesgo de
    inversión.
  • La responsabilidad de la operación recae en la empresa IT. Esto significa que la garantía de disponibilidad de la aplicación y su correcta funcionalidad, es parte del servicio que da la compañía proveedora del software.
  • La empresa IT no desatiende al cliente. El servicio y atención
    continua del proveedor al cliente es necesaria para que este último
    siga pagando el servicio.
  • La empresa IT provee los medios seguros de acceso en los entornos
    de la aplicación. Si una empresa IT quiere dar opciones SaaS en su
    cartera de productos debe ofrecer accesos seguros para que no se
    infiltren datos privados en la red pública.
  • No es necesaria la compra de una licencia para utilizar el
    software, sino el pago de un alquiler o renta por el uso del software.

Y es precisamente en los inconvenientes donde se encuentra el campo abonado para las futuras investigaciones y mejora de este modelo de trabajo.

John Napier

John Napier (1550-1617) fue quien primero desarrollo la idea de logaritmo. Utilizaba las matemáticas como un hobby y se interesó por el estudio que de ciertas progresiones geométricas había realizado Arquímedes. Veía, como Arquímedes, la curiosa relación de la multiplicación de dos términos de la progresión se relaciona con la suma de la posición que ocupaba en la progresión. Esta relación era muy importante para calcular productos de números, aunque en ese momento era más frecuente calcular los productos mediante fórmulas trigonométricas.

Si se deseaba calcular el producto de ab se utilizaba fórmulas como

 producto de senos

calcular la suma y la resta resultaba más sencillo, y habían extensas tablas de senos que daban los resultados. Estas tablas no eran las únicas, existían otras fórmulas que proveían de sus respectivas tablas para resolver productos costosos sin error. Estos cálculos resultaban muy demandados con los nuevos avances en campos de la ciencia, como la astronomía, que se estaban produciendo.

En ese empeño, Napier dedujo la función logarítmica con la propiedad que resultó fundamental

log(ab)=log(a)+log(b),

y las otras propiedades. Ahora la multiplicación se convertía en suma, la división en resta y la potencia en multiplicación, solo se necesitaba de unas buenas tablas de logaritmos. Unos años después de que en 1614 Napier publicara sus hallazgos, el profesor de matemáticas en la Universidad de Oxford, Henry Briggs, le sugirió la utilización de la base decimal para el cálculo de las tablas de logaritmos. Esto ayudo en gran medida a la implantación del sistema decimal.

El mérito de los logaritmos no se debe en exclusiva a Napier, también aportó el relojero y matemático suizo Joost Bürgi, quien estaba muy involucrado en técnicas rápidas para calcular productos. Su visión fue sobre considerar la base 1.0001, y estudiando las potencias de 1.0001^n dedujo las tablas de logaritmos de Bürgi.

¿La presión surte efecto?

Si quieres la paz, lucha por la justicia.
Pablo VI


=== nota de prensa ===

12 de noviembre de 2008

EL SENADO APRUEBA, DE FORMA UNÁNIME, UNA MOCIÓN QUE PROPONE QUE LAS INGENIERÍAS INFORMÁTICA Y QUÍMICA TENGAN EL MISMO TRATO QUE EL RESTO DE INGENIERÍAS.

=== Moción sobre la Ingeniería Informática ===

La Comisión de Ciencia e Innovación insta al Gobierno a:

1- Incorporar tras un breve periodo de tiempo las titulaciones del ámbito de la ingeniería informática (grado y master) en la discusión del conjunto de las ingenierías.

2- Estudiar, respetando la legislación y normativa vigentes, las posibilidades de definir soluciones transitorias para que la ingeniería informática tenga el mismo trato que el resto de las ingenierías hasta el desarrollo legislativo de la regulación de profesiones en el marco de trasposición de la Directiva Europea de Servicios.


Bolonia en la Ingeniería

Ayer en Tribuna del suplemento CAMPUS de El Mundo aparecía este interesante artículo


Bolonia en la Ingeniería
MANUEL ACERO

El pasado mes de enero, la Universidad, atendiendo a una petición conjunta del Ministerio de Educación, las ingenierías técnicas y las ingenierías superiores, presentó una propuesta concreta para la reforma de las titulaciones, siendo entonces cuestionada sólo por los representantes de las ingenierías técnicas.

Una vez pasadas las elecciones, a finales de julio, el nuevo Ministerio de Ciencia e Innovación, de acuerdo con los rectores de las universidades emitió un nuevo borrador que es esencialmente idéntico al que las universidades plantearon en enero.

En síntesis: desde enero existe una posición bien definida y apoyada mayoritariamente. ¿Cuál es esta posición? Se trata, en esencia, de proponer títulos de grado especializados de cuatro años de duración, y titulaciones de máster de un mínimo de un año y un máximo de dos.

Este planteamiento tiene en cuenta la necesidad de disponer de títulos de grado que habiliten para el ejercicio profesional, lo que conduce a plantear grados especializados.

De esta manera, con la formación adicional del máster, se podrán adquirir otras disciplinas dando lugar a un profesional generalista.

Las nuevas titulaciones tendrán atribuciones profesionales -derechos profesionales especificados por ley-. Dado que estas atribuciones se otorgan por ley será necesario, hasta que no se promulgue una nueva norma, seguir aplicando las existentes.

Como solución temporal se aplicarán las atribuciones de las actuales ingenierías técnicas a los grados y las de las actuales ingenierías superiores a los máster.

La nueva ley que se dicte en su día modificará el alcance de las atribuciones, particularmente las relativas al grado porque éste tiene duración y alcance superiores a los de la actual Ingeniería Técnica. Por ello, polemizar en estos momentos sobre las atribuciones del grado no tiene fundamento alguno.

El plan se basa en dos conceptos fundamentales. El primero es que no se pueden tener derechos, atribuciones y responsabilidades sobre lo que no se ha estudiado. Por tanto, las atribuciones no pueden otorgarse, y así se ha entendido siempre, más allá de los conocimientos adquiridos. El segundo, igualmente obvio, es que a un número mayor de años de estudio tienen que corresponderle más derechos, atribuciones y responsabilidades.

Estos dos conceptos son los que inspiran la documentación consensuada por el Ministerio de Ciencia e Innovación y las universidades.

Se trata de premiar el esfuerzo y el sacrificio con el objetivo de perfeccionar las habilidades profesionales, lo que es un pilar fundamental y el motor del ánimo de superación que debe anidar en cada trabajador de nuestra sociedad.

Es necesario, al hablar de posturas y hechos, hacer algunas precisiones adicionales. Las discusiones se han llevado a cabo de forma transparente y en ellas no ha tenido presencia ni influencia alguna el mundo de la política. Cualquier comentario en este sentido carece totalmente de base. Los rectores son ingenieros superiores y, habría que resaltar que alguno es también, ingeniero técnico. ¿Qué otra cosa podrían ser para tratar los temas de la ingeniería?

Cuestionar su buen hacer no tiene fundamento ni por su formación ni por su talante, que se ha demostrado receptivo y negociador en todo momento.

Es importante añadir que, aunque no es este el plan de partida de los ingenieros superiores, entendemos que en una negociación todas las partes tienen que ser razonablemente flexibles.

En conclusión, la situación actual es que tenemos un plan apoyado de forma muy mayoritaria, que reconoce y respeta plenamente los principios del Proceso de Bolonia y que secundamos desde las ingenierías superiores en el convencimiento de que, con él, el futuro de nuestra educación en ingeniería es esperanzador.

Manuel Acero es presidente del Instituto de la Ingeniería de España.


¿Qué opináis?

Logaritmos

Es curioso como a veces encuentras explicaciones sencillas en los sitios menos esperados. Explicando a los alumnos una respuesta a la eterna pregunta: ¿para qué sirve…?, les comenté, lo que he encontrado en una web de medicina posiblemente de manera más simple, que la extensa explicación que les he dado. Será deformación de matemático.

Os dejo el artículo Logaritmos de Adrián Paenza, doctor en matemáticas y autor de libro «Matemática…¿Estás ahí?».

Quiero contar una breve historia. No estoy seguro de que haya sido exactamente así, pero es un recuerdo distorsionado de mi pasado.

Para fijar las ideas, digamos que tenía entre 7 y 8 años. Mi padre solía charlar conmigo sobre diferentes situaciones de la vida cotidiana. Trataba de interesarme en lo que sucedía a mi alrededor. Vivió (y mi madre también, claro) intentando que mi hermana y yo entendiéramos la importancia de respetar al otro, de ser generosos, solidarios. No sé si lo consiguió, pero ciertamente lo intentó.

Recuerdo que una vez trajo un librito pequeño, con muchas páginas. Cada página tenía muchos números. Muchos. Cada número figuraba en una pequeña tabla. Si la memoria no me traiciona, creo que en el lomo (del libro) decía: “Tablas de logaritmos de Lalande”.

Aunque parezca raro, mi idea, al ver tantos números, era saber si podía descubrir cómo estaban ordenados y qué patrón podía encontrar. Era fácil advertir que estaban dispuestos de menor a mayor, pero ¿qué separaba a uno del siguiente? ¿Cómo hacer para calcular el próximo sabiendo el anterior?

No me daba cuenta de que, si hubiera habido una manera de hacerlo, ¿para qué alguien habría de escribir y publicar un libro sobre el tema? Es decir, si hubiera habido alguna forma de descubrir el número siguiente, conociendo el anterior, no tendría sentido escribir esas tablas. Sería equivalente a que aparecieran publicadas las tablas de multiplicar.

La pregunta obvia era entonces: ¿para qué sirven? ¿Qué son los logaritmos?

Mi viejo me preguntó: “¿Qué es más fácil: multiplicar o sumar?”. Yo contesté lo mismo que usted está pensando: “sumar”.

Luego –como era esperable– vino otra pregunta de mi padre: “¿Qué es más fácil: calcular potencias de números o multiplicar?”, que obtuvo la respuesta obvia: “multiplicar”.

Y eso, aunque parezca una banalidad, es lo que uno tiene que saber si quiere hacer cálculos en forma más sencilla. Obviamente, en la década de 1950 no había calculadoras ni computadoras. Por lo tanto, si uno tenía que hacer operaciones con números grandes (de muchos dígitos), usar logaritmos era la forma de abordarlos.

En esencia, los logaritmos ayudan a multiplicar números de muchos dígitos. Si bien no voy a hacer acá el desarrollo de la teoría de los logaritmos, lo primero que uno aprende de ellos es que si tuviera que multiplicar dos números “grandes”, lo que hace es calcularles el logaritmo a ambos, luego sumar esos logaritmos y, después, se vuelve para atrás (lo que en la escuela se llama “calcular el antilogaritmo”, o bien uno vuelve para atrás con la función exponencial).

Para simplificar, supongamos que uno tiene que multiplicar dos números escritos como potencias de 10. Digamos 105 x 107 . Dicho de otra forma:

100.000 x 10.000.000 (*),

o sea, cien mil por diez millones.

El número 5 –que aparece en 105– cuenta la cantidad de “ceros” que tiene el primer número, y de la misma forma el número 7 –que aparece en 107–cuenta el número de ceros que tiene el segundo.

Entonces, si uno calcula los logaritmos de ambos, obtiene 5 y 7. Los suma y obtiene el número 12. “Volver para atrás”, en este caso, significa poner un uno seguido de doce ceros, y por lo tanto, el resultado de multiplicar 105 x 107 = 1012= 1.000.000.000.000.

La cantidad de dígitos que tiene un número indica cuán grande es. Lo que hace el logaritmo de ese número –entre otras cosas– es detectar cuántos dígitos tiene y, por lo tanto, saber qué tamaño tiene.

De esa forma, uno tiene idea del tamaño que tendrá el producto. Después lo podrá calcular con mayor o menor precisión, pero estimar el número de dígitos permite estimar el tamaño del producto.

Por supuesto, los logaritmos tienen múltiples aplicaciones que sería imposible enumerar acá. Pero, al menos ahora, si alguien viene y le pregunta para qué puede servir conocer el logaritmo de un número, usted le puede contestar que tener ese dato permite saber (entre otras cosas) el tamaño del número. Permite también convertir multiplicaciones en sumas y potencias en productos. Se usan para convertir cuentas complicadas en otras mucho más sencillas.

Pero el logaritmo (y su inversa, la función exponencial) también se usa para medir la intensidad de un terremoto (en la escala de Richter), para evaluar cuánto tiempo llevaría la solución de un problema mediante una computadora (lo que se llama estimar la complejidad de un proceso), para describir el decaimiento radiactivo de una sustancia, para medir cómo se expande una enfermedad o cómo crece o decrece una colonia de bacterias, para calcular cómo crece un determinado capital invertido en un banco a un cierto interés, en múltiples ocasiones en ingeniería y física… y la lista continúa. Hasta para medir semitonos en las partituras de música están presentes.

Para todos aquellos que nacimos antes de la era de las calculadoras-computadoras, usar logaritmos y reglas de cálculo era nuestra única salvación. Los usábamos para resolver operaciones larguísimas y cuentas tediosas que, hoy, abordamos con total naturalidad. Lo que pasa es que hoy nos resultan transparentes. Están, sí, pero no se los ve.

(*) 105 = 100.000 y 107= 10.000.000