¿Menos universitarios?

«La economía de un país se medirá por el número de ingenieros».
Jeffrey Immelt.


Me ha dejado perplejo la lectura de un comentario en el diario elfaro, el titular ya de por sí me hizo fijar los ojos abiertamente: «Menos universitarios y más efepés».  ¡Menos universitarios!, como si la carencia de profesionales especializados fuese debido al aumento «alarmante» de universitarios ociosos y dispuestos únicamente a irse de viaje con las becas Erasmus. Las politécnicas llevan sufriendo un continuo descenso en su alumnado, no se hasta que punto equiparable a la disminución del alumnado de la FP, pero de igual modo constitutivo de preocupación para los gobiernos locales y nacionales.

No se puede alegar la necesidad de crear más efepes porque la sociedad lo pida masivamente. ¿Si la sociedad pidiese esclavos, los crearíamos?. La sociedad requiere de trabajadores, las empresas piden trabajadores, y la enseñanza debe proveer de trabajadores cualificados para las demandas de la sociedad, de las empresas.

Uno de los males endémicos que asola nuestra cercana sociedad, la que vemos a nuestro alrededor, es el de la concepción de que la educación, a partir de cierta edad, solo sirve para crear funcionarios o empleados mal cualificados. No hace mucho asistí a una reunión donde empresarios del sector de las TIC expresaban, sin preocupación ninguna, que no era necesario tener una titulación para el trabajo en las TIC, solo se necesitaba cubrir las necesidades que ellos tenían. Y cuando dicen «ellos», a quién se refieren… Y cuando dicen «necesidades», a cuáles se refieren. A esta segunda pregunta si tengo respuesta: mano de obra barata y cualificada.

Y sí, sé lo que cobra un fontanero, sé lo que cobra un electricista; pero también sé lo que gana un informático de formación profesional y lo que gana un ingeniero técnico en informática: lo mismo. A las empresas les sale más rentable contratar trabajadores de la formación profesional y asignarle trabajos de ingenieros técnicos. Y cuando contratan a los ingenieros técnicos, o superiores, se les paga como de formación profesional. No confundamos necesidad de profesionales cualificados con mano de obra barata especialidad.

La formación profesional debe cubrir una parte del segmento empresarial muy importante, debe evitar que ni un solo estudiante deje los estudios porque gana más dinero en el boom del momento. Debe facilitar los deseos de profesionalizarse en un campo concreto que les introduzca en el mercado laboral. Pero la formación profesional no es el único sinónimo de especialización y cualificación. La Universidad provee al mercado de profesionales ampliamente cualificados; de profesionales capacitados para el trabajo en investigación, desarrollo e innovación; del componente humano que habilita el avance de la sociedad.

Si nos centramos en promocionar la formación profesional en detrimento de la universitaria, vamos abocados a competir con naciones en claro ascenso como China, India y Brasil, contra las cuales siempre estaremos en desventaja. Si fomentamos la universidad frente a la formación profesional podemos caer en la escasez del trabajador medio y cualificado. Lo que necesitamos son más universitarios y más formación profesional.


Un comentario

  • Isra

    25 enero, 2009

    Es un tema muy interesante e importante, pero al mismo tiempo casi que paradójico. Por una parte, si nos ponemos en función de las empresas, la mayoría cárnicas o por el estilo, lo que suelen demandar es el empleado FP o recién titulado que cubra las necesidades del proyecto en curso, con los conocimientos justos y la paciencia (o irresponsabilidad) de aguantar el chaparrón de bugs y dead lines, y cuyo destino tras terminar el proyecto sea, seguramente, el INEM. Y si no se va a la calle, lo reciclarán rápidamente para pasarse a otro departamento del que no tenga ni idea.
    Desde el punto de vista del trabajador, éste puede buscar una vida de funcionario o tener un verdadero interés por el desarrollo profesional de sus capacidades, el servicio a sus clientes y el beneficio social que ello conlleva. Pero eso es imposible de inculcar ya no en la universidad, sino en ninguna estructura (al menos de una forma genérica y masificada).
    En cualquier caso, el escenario no es favorable, ya que, al menos en informática hay mucha rotación de puestos y falta de perspectivas del recién titulado, tanto dentro de la empresa (permanencia, fidelización, comodidad con los compañeros y los jefes…) como a nivel técnico (¿a qué me voy a dedicar como informático? ¿qué actitud tengo frente a la vida profesional que me queda?). Ahí es cuando el trabajador se convierte en persona, y la vida profesional queda estrechamente vinculado con los valores del ingeniero.
    Siempre ha habido una dicotomía entre investigación y producción. En este momento de cambio en la educación superior, se afronta con un intento de actitud diferente el problema que siempre ha habido: ¿formamos científicos o formamos trabajadores? Hay varias respuestas posibles:
    Formamos lo que ellos quieran que formemos. Si quieren cobrar muchos billetes «ná más» salir, eso les enseñaremos.
    Formamos científicos! Esto es la universidad, no FP y para eso me pasé 10 años haciendo mi doctorado!
    El mercado demanda profesionales que se adapten a las necesidades cambiantes de la industria. Formemos robots que trabajen por cuatro duros en las cárnicas.

    Como ves, todas las posturas me parecen negativas, tomadas radicalmente. En la escuela politécnica hay gente que quiere seguir estudiando, gente que quiere conseguir un puesto cuanto antes, gente que quiere montar su propia empresa… para ello se debe ofrecer una formación básica que contemple todas las salidas posibles, y además que cada universidad tenga un estilo propio, orientado a un tipo de salida diferente. Porque así el estudiante podrá decidir cómo orientar su formación de cara a su futuro profesional.
    Me ha gustado mucho el párrafo en que hablas de las «demandas de la sociedad». Porque la sociedad puede demandar científicos prominentes, que hagan avanzar el conocimiento y mejoren nuestra calidad de vida, o puede demandar empresarios honrados que repartan equitativamente los beneficios. O pueden demandar trabajadores estilo chino (12h diarias, sin vida propia), o pueden reclamar grandes hermanos y operaciones triunfo. Creo que lo que necesita la sociedad es cuidadanos formados y responsables consigo mismos y con su entorno, con el trabajo que desempeñen y con la empresa en la que lo desarrollen. Que puedan realizarse personal y profesionalmente a través del trabajo, que hace bien al entrorno y a uno mismo. Suena idealista pero es lo más realista que yo veo. De esa manera, pueden aparecer ingenieros formados, que puedan trabajar rápido y bien pero con perspectivas y condiciones dignas, y no programadores comprados al peso. En España (cómo no…) todavía no ha entrado, pero en otros países hay una tendencia a que los puestos de programador tengan un carácter más de ingeniero que en España: éste es más responsable, más consciente de la envergadura del proyecto y abarca más áreas, lo cual me parece bien como programador (soy un orgulloso programador!) y las empresas también salen ganando a medio y largo plazo. Muchas veces el gran problema son los jefes, que no tienen ni idea de lo de unos (más técnico) ni de lo de otros (más directivo).
    Bueno, basta de rollo por hoy. Ricardo Galli habla con mucho criterio sobre estos temas en su blog.

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