El preparado anuncio del iPad no ha dejado parado al resto de las compañías deseosas de aumentar su tarta del pastel, que en este casos somos nosotros. Nosotros, ávidos consumidores de tecnología de última hora; es decir, en un perfecto devorador de anglicismos: geek. Pues sí, nosotros somos el ansioso deseo de los vendedores de productos de última hornada y que quizás no utilicemos los suficiente como para justificar la expectación. Pero son tan bonitos, que a uno le cuesta no caer en la tentación, y, sobre todo, si esta vive arriba.
Volvamos a la cuestión: iPad. iPad es Apple y Apple se ha convertido de la noche a la mañana (con un trasiego de 33 años) en la gallina de los huevos de oro, y Steve Job en el rey Midas de la tecnología geek. Pero el poder del lado oscuro es fuerte y más cuando sus armas son tan irremediablemente atractivas. Así pues, la cuestión radica en caer en la tentación o esperar al desbocado frenesí de la competición por conseguir un comprador más.