No. No estoy de acuerdo. Es posible que mi opinión no importe, ni se estime oportuna ante la escasa muestra de conocimiento cinematográfico al no reconocer la valía de Celda 211 como la gran triunfadora de los Goyas en la última edición. No entiendo donde radica la complejidad del director en conseguir las escenas, ni la elegancia de la película para mostrar las desdichas de los personajes o el suspense del guión. No debo tener una cultura cinematográfica lo suficientemente conseguida, pues no veo nada que atribuya a esa cinta cualidades superiores a otras con las que competía.
Si hay una cosa que veo: chovinismo a la española.
Hacemos patria con galardonar un producto nacional a expensas de menospreciar la calidad de una obra mayor, como El secreto de sus ojos, aún defendiendo que la argentina también era española. De boquilla que no de obra. Ese es el sentimiento de la mayoría que no la voto, que no nos engañemos: ni el guión, ni la dirección, ni la actuación del protagonista, ni la película, sucumben al acento de una lengua de allende los mares.
Pero me duele más el desprecio por la cultura para caer en el criticado cine comercial americano. Si, hemos demostrado que hacemos películas carcelarias al mismo nivel que las americanas. Y qué, para qué nos sirve, seguimos marchando en masa a los cines para ver como nos entretienen las americanadas y ellos no se molestaran en pasar la película por sus salas. Sin embargo, relegamos a los premios técnicos a la que mejor puede competir con el esfuerzo por la calidad, y todo porque trata de ciencia.
El cine es entretenimiento y la ciencia está demás. Ágora ha sufrido el mal de su protagonista: un intento de prevalecer la ciencia ocultada por el fundamentalismo. Y los españoles somos ante todo fundamentalistas. No tenemos termino medio: o somo de unos o de otros, y sobre todo anti-loquesea. Esperamos a alabar a los nuestros cuando los alaban los demás y aún entonces, al primer traspiés, o cuando decaen, soltamos: "ya lo decía yo".
Posiblemente Ágora no pase a figurar entre las mejores películas de la historia, española claro, ni El secreto de sus ojos engorde los bolsillos de su director, pero seguro, que el día de mañana, se harán retrospecciones de ambas, mientras que Celda 211 dormirá en las estanterías de la Academia sin que nadie se acuerde de ella.