Retomemos una noticia publicada hace unos días en elpais.com, "Belén Esteban es más importante que Greenspan en la Wikipedia española". La primera sensación es de tremenda tristeza, aunque luego se disimula ante la resignada frase: "y qué podemos esperar".
El trasfondo del artículo va más allá de la llamativa frase, nos enseña el estudio que el profesor Manuel Arias ha realizado sobre la Wikipedia española, frente a las ediciones alemana e inglesa. Siendo escueto, no podemos analizar todo con detalle, pero me imagino que, en grandes números, la tendencia sigue el mismo camino.
Wikipedia nace con un propósito muy loable y es un producto enormemente enriquecedor, que conlleva ventajas y perjuicios, y se sustenta con una delgada cuerda donde se trenza veracidad, información y manipulación.
Evitamos la manipulación con la supervisión, sin darnos cuenta que la misma naturaleza de Wikipedia dificulta en gran medida la supervisión. Sin que nos paremos a estudiar el mismo servicio de supervisión, como Arias: "Cada editor tiene su propia verdad y si es capaz de documentarla, es suficiente".
Aquí entra en juego "la verdad". ¿Qué es verdad y que no?, ¿donde limitamos la acepción de verdad?, ¿quién determina la distinción entre lo verdadero y lo falso? Por ejemplo, Julio Cesar ordenó el exterminio de un pueblo galo por intereses políticos. ¿Cómo incluimos esta afirmación en la Wikipedia? Parece sencillo, no habría mucha discusión. Traslademosla a la actualidad: "[…] ordenó el exterminio de […] por intereses políticos". ¿Cuántos nombres se les ocurren para rellenar los huecos?, ¿cuanta polémica aparecería si introdujéramos esas frases en la Wikipedia? La verdad es fácil de justificar transcurrido un periodo de tiempo suficientemente amplio, pero mucho más difícil de determinar a corto plazo.
Por último nos queda la información, o su lado oscuro: la desinformación. Un mamotreto conspiranoico se asumirá antes que un estudio razonado lejos de opciones extrañas. Una teoria enrevesada presenta más aceptación que su vertiente más plausible. Y la banalidad de la información prima por encima del interés cultural. Un claro resultado del mundo de la información que vivimos en la actualidad.
No todo es malo, pero lo malo tiende a flotar por encima de lo demás, y, por desgracia, aflora con más rapidez. La Wikipedia se rige por los parámetros de la sociedad en la que vivimos, una sociedad hambrienta de conocimiento y tecnológicamente desbocada. Una revolución industrial a lo bestia, y si al mundo de siglo XIX le costó asimilarla que se puede esperar de nosotros.
Sólo hay una cosa a temer de Wikipedia y es no tenerla, lo demás es cuestión de enseñar a distinguir.
Carlos Butron
21 junio, 2010Muy interesante la reflexión, lo importante es saber distinguir. Me remito a Eduard Punset que parece ser el único que tiene la suerte de desconocer quien es. http://www.youtube.com/watch?v=DmqZ2IRRf8c