Es deprimente cuando lees noticias como esta: Las empresas TIC españolas no confían en el cloud. Esta bien que uno piense en su seguridad, pero nos fiamos constantemente de empresas que custodian nuestros datos y no son más diferentes. ¿Por qué depositamos nuestro dinero en un banco? Qué garantías me ofrece nuestra entidad bancaria, a la hora de domicializar un recibo, de que la información del mismo no aparezca en otras empresas. Por qué me fío que nuestro asesor nos haga la declaración de la renta desde su ordenador y no me fio de que Google me guarde los correos electrónicos.
Así podemos poner más ejemplos, donde en la rutina cotidiana realizamos actividades no muy diferentes de las que podemos hacer mediante el could computing. La mayoría de las grandes empresas están haciendo esfuerzos en llevar sus productos a la nube, y esos esfuerzo se traduce en un ahorro en tiempo de despliegue de aplicaciones, actualizaciones y mantenimiento, entre otras cosas.
Tememos lo que no conocemos, y no nos fiamos de quien progresa con los nuevos avances. Seguimos pensando que el camino que llevamos durante década es el más acertado, solo porque hasta ahora nos funciona.
Sin embargo y a pesar de las ventajas, los empresarios españoles siguen desconfiando a la hora de subirse a la nube por la percepción de falta de seguridad y por la forma intangible en la que se desarrolla la tecnología.
No es la percepción, es la falta de miras hacia un futuro que dejará muy atrás a quien no quiera subirse a él.