Me preguntan por qué no quiero que mi hija juegue al fútbol, en un equipo infantil, que se marche con su equipo a diversos pueblos donde juegan la liga provincial. ¿Por qué no quiero?, porque no aprenden nada bueno de la sociedad que les acompaña.
Normalmente los recuerdos conservan los gratos y desprecian los que nos causan daño. Normalmente, los deporte fomentan la cooperación y la relación entre los niños. Pero, en casos, y por desgracia casos relacionados con el fútbol, los mayores no ayudan a fomentar las cualidades del deporte, sino al contrario.
Hoy llega mi hija de ver partido de fútbol que jugaba su primo. Juvenil, sin pretensiones de llegar a ser los próximos Mesi o Cristiano, con el único afán de ganar, y la resignación cabizbaja de la derrota. ¡Ah¡, olvidaba: con el aliciente del espectáculo.
-Papa, papa, ha llegado la Guardia Civil… Un hombre le ha pegado a una mujer…
¿Qué puedo pensar? Es fácil adivinar los acontecimientos: jugador expulsado, mujer que le insulta llamándolo "hijo de puta" y padre que lo oye y le espeta un puñetazo a la mujer. Extraño, ¡no!, habitual. Es habitual ver a padres alentar a sus hijos para que realicen faltas; insultarles con ira porque el niño no cumplen sus expectativas; maldecir al árbitro; mofarse de los contrarios; vitorear las entradas peligrosas; humillar al vencido… Me cansa…, vivimos en un mundo que disfruta pegando gritos en un estadio y sentándose a ver telebasura.
¿No tengo razón?, pues mirad la foto. ¿Todavía te preguntas por qué no quiero que mi hija juegue al fútbol?
jflores
6 marzo, 2011Verdades como puños, Jesús. A veces uno intenta pasar un sábado agradable con sus hijos en un partido escolar y pasa verdadera vergüenza escuchando algunos cafres insultar a los jugadores y a los árbitros.
PAQUITA CAMPILLO
11 marzo, 2011VERDAD, PERO PREPARATE CUANDO LLEGUES A CASA, ESPERO QUE SEPAS EXPLICARLO CON OTRAS PALABRAS.
rebeca soto
12 marzo, 2011tienes mucha razon.