El hombre que sabía demasiado III

¿Pueden pensar las máquinas?

En 1950 Turing publica en la revista Mind su artículo Computing Machinery and Intelligence, fue el principio del área de la informática que hoy denominamos inteligencia artificial. El artículo empezaba diciendo: “Me propongo examinar la cuestión: ¿Pueden pensar las máquinas?”.

La carrera por las computadoras había comenzado en la década de los 40. Los esfuerzos de los ingleses y americanos, en concebir máquinas capaces de realizar grandes cálculos, alientan los desarrollos de los primeros prototipos. Tras los trabajos de Turing en la Bombe, ven el potencial de su utilización. Los ingleses afrontan otro gran proyecto: Colossus. Destinado a descifrar los códigos alemanes de la máquina Lorenz SZ40/42, Colossus, utiliza las ideas de Turing con las nuevas innovaciones mecánicas. El director del proyecto Max Newman combina la experiencia en la Bombe con las aportaciones que al otro lado del Atlántico está realizando Von Neumann.

A ellos dos se les había adelantado un ingeniero alemán en crear el primer computador prototipo de lo que hoy utilizamos. Entre 1939 y 1941, Konrad Zuse, fabrica el Z3 que contiene la mayoría de las características de una computadora moderna, según la definición dada por Von Neumann y sus colegas en 1946. Pero pocos se enterarán de ello. Un bombardeo acabará con la computadora y el escaso interés, por parte del gobierno alemán, no contribuye a que su siguiente proyecto avance más rápido y transcienda a más gente. En su convicción por Z3, Zuse, llega a decir a sus amigos que su máquina sería capaz de jugar al ajedrez, como la máquina de Turing. Años más tarde se demostraría que Z3 cumple los requisitos para ser una máquina de Turing universal.

Los ingleses y los americanos no prestan atención. En EEUU se creen que ENIAC es el primer computador de la historia. Von Neumann sabe que no. Los ingleses se han adelantado con el proyecto Colossus, pero no le preocupa: sabe que no lo dirán. El proyecto que prepara Von Neumann si saldrá a la luz, será el EDVAC y su arquitectura si marcará historia. Nunca reconocerán que en las entrañas de sus diseños se hallan las ideas de Turing. Los secretos son secretos.

A Turing, como a Newman, le prohíben hablar de sus trabajos en Bletchley Park; de sus trabajos con la Bombe y Colossus. No obstante sabe demasiado, la guerra ha terminado y la nueva era de las computadoras está naciendo. Los ingleses no pueden permitirse apartar a un genio. Turing no quiere trabajar con Newman y se encarga del diseño de ACE (Máquina de Computación Automática). El ofrecimiento vino de la mano de Charles Galton Darwin, nieto de Charles Darwin. Sin embargo, su mente se centra más en las posibilidades teóricas que en los resultados prácticos. Su antiguo profesor, Newman, también anda enfrascado en un nuevo proyecto. Él tiene más contacto con el mundo real, sabe que en 1944, Howard H. Aiken, con una subvención de IBM, pone en funcionamiento la Harvard Mark I, construida en la Universidad de Harvard y que se usó para el cálculo de tablas de balística en la guerra del pacífico. Von Neumann ha emprendido su gran proyecto en computación y lo terminará antes de 1950, el gobierno norte-americano está apoyándole y los ingleses no pueden quedarse atrás. Intenta convencer a Turing: ACE es un proyecto teórico muy ambicioso, pero poco real. Le pide a Turing que se una a su grupo en la Universidad de Manchester para construir la Manchester Mark I, y lo consigue. En 1948 Turing deja de lado ACE para trabajar con su antiguo profesor y amigo, no a muchas personas puede llamarlas amigas. El carácter retraído y tímido de Turing no cambia, sigue intentando desarrollarlo todo el sólo, sin ayuda de nadie.

Realiza un lenguaje de programación para el proyecto de Newman, pero no olvida su idea de ACE. En las “altas esferas” si, les ofende el abandono de Turing y saben que es homosexual. No lo apoyarán más, incluso…
La BBC organiza una mesa redonda sobre inteligencia artificial para retransmitirla por el Tercer Programa el 14 de enero de 1952, él junto tres más: Newman, Geoffrey Jefferson y Richard Braithwaite, un antiguo compañero. Jefferson no duda en reírse de la pregunta de Turing y de su test, mientras Turing balbucea sobre teoría computacional. No es hombre con don de palabra y no desea pelear, está cansado de esconderse. Su amigo tampoco le ayuda, puede perjudicar el proyecto donde están trabajando, y Braithwaite actúa de moderador sin hacer nada por apoyar la causa de la máquina pensante.

“Sobre si Hal pudiera realmente pensar, era una cuestión que había sido establecida por el matemático Inglés Alan Turing en los años cuarenta. Turing había señalado que, si se podía llevar a cabo una prolongada conversación con una máquina —indistintamente mediante máquina de escribir o micrófono— sin ser capaz de distinguir entre sus respuestas y las que podría dar un hombre, en tal caso la máquina estaba pensando, por cualquier sensible definición de la palabra. Hal podía pasar con facilidad el test de Turing.” (Arthur C. Clarke, 2001: Una odisea espacial, 1968)

El mismo año que Clarke escribe 2001: Una odisea espacial, Dick hace que el cazarecompensas Rick Deckard aplique el test de Voigt-Kampff para diferenciar humanos de androides. Pocos verán en la escena de Blade Runner, cuando Deckard examina, mediante la prueba Voight-Kampff, a Rachael, para determinar si es una replicante o no, el test de Turing.


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