¿A qué renunciarías?

VIAJE EN BARCO por machingi.    El sábado leí un artículo en cincodias.com titulado: La vuelta al mundo con un máster. A Jaime le propusieron realizar un máster que implicaba desplazarse a Estados Unidos, Brasil, Argentina, India, España y Rusia, donde se impartían las clases, y aceptó. Empleo un año de su vida estudiando por diferentes países.

Un año es poco tiempo, muchos han empleado un año o más en algún curso de doctorado en otros países, alejándose de sus seres queridos y viviendo en un entorno no acostumbrado. Pero no nos engañemos, para la mayoría son como unas vacaciones más largas. Los Erasmus las disfrutan más que la sufren. Y el alejamiento de su entorno dista mucho de provocar la añoranza solo revivida mediante unas cartas de papel que tardaban meses en llegar.

Y a qué viene esto: al recuerdo de los auténticos esfuerzos por aprender. Darwin empleó casi cinco años de su vida en el Beagle, lejos de la Inglaterra cosmopolita, circundando el globo terráqueo para aprender de los entornos desconocidos donde les llevara las aguas. Y no fue el único. Alfred Russel Wallace recorrió desde 1854 hasta 1862 viajó por los archipiélagos del Sudeste Asiático aprendiendo en su afán como geógrafo, botánico y naturalista.

Como estos dos personajes podemos encontrar muchos más: científicos, exploradores, viajeros, …, una multitud de personas que son capaces de renunciar a su entorno, sus comodidades, su vida,… por un deseo de aprender, de descubrir, de…

Hoy habrá muchos como ellos; pero en los estudiantes actuales cuesta encontrar un atisbo de esfuerzo, para renunciar a un fin de semana sin salir por estudiar el examen que tienen el lunes.