Los cinco de Cambridge
En 1952 comienza el principio del fin. Durante su vida aprendió a vivir con secretos, pero algunos creyó que no necesitaba guardarlos. No pregonaba abiertamente su homosexualidad, tampoco la escondía. Lo acusaron de ultraje a la moral pública y lo sentenciaron a tratar su cuerpo con estrógenos; eran el mismo tipo de teorías médicas que más tarde nos mostraron en La naranja mecánica con el tratamiento Ludovico, o la lobotomía en Alguien voló sobre el nido del cuco. El hombre que cuidaba su cuerpo, para participar en competiciones atléticas, vio como engordaba y le abultaban los pechos.