La inteligencia artificial recobra su atractivo

Yo Robot He titulado esta entrada con el subtítulo de un artículo que hoy se publica en elpais.com, El supercerebro del futuro. La conjunción entre la ciencia ficción y la realidad cada vez nuestra más dificultad para discernir una de otra. La especulación entre lo que puede ser real y lo que será, en muchos casos, se inicia con esperanzas y continua con miedos. El artículo nos muestra uno de esos miedos: la idea de que un sistema informático consciente de si mismo.

Como bien dicen esta idea no es nueva, ya la escribieron los autores de ciencia ficción hace mucho tiempo, como Asimov al crear a Cutie, el primer robot que manifestó curiosidad por su propia existencia (Yo, Robot, 1950). No obstante, han trasncurrido 59 años y seguimos hablando que esto pasará en la próxima década, y como una de las frases del artículo: «Los que predicen un futuro muy utópico siempre predicen que llegará antes de que ellos mueran», pero terminan muriendo.

Yo me pregunto: ¿este es un debate de fe o de conocimiento?. De fe en creer que llegará o de conocimiento en reconocer que llegará. La consciencia de la máquina, ¿puede saltar de la ciencia ficción a la realidad? Para los creyentes es (o debería ser) una utopía inalcanzable, por cuestiones obvias. Para los no creyentes se debaten en utilizar la fe (razonamiento en sí contradictorio para ellos) o buscar la solución en el conocimiento que no llega. Y por qué no llega, ¿porque nos falta un avance? ¿porque no tenemos la tecnología? ¿porque …? … un conjunto de «porqués» que siempre terminan en: pero se llegará. Otra vez apelando a la fe. Salvo que el porqué sea uno que frecuentemente se olvidan de enunciar: porque no se pueda llegar.


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