Esperpento

 Hoy, aunque lo parezca, no pretendo hablar de fútbol. La imagen está puesta a conciencia, es el famoso gol en fuera de juego que desde ayer circula por todos los noticieros. Fue esperpéntico ver al árbitro gesticular con su linier para dilucidar si el gol que había pitado era correcto o no. Los jugadores afectados le indicaban que viese la pantalla con sus propios ojos y juzgase; hizo caso omiso. 

Hoy a la hora de los telediarios oigo asombrado la decisión de la  FIFA: prohibir repetir jugadas polémicas en los estadios. Leanlo otra vez y diganme si no se les queda la misma cara de pasmado que me ha producido a mi. No es por el fútbol, es cuestión de comportamiento cívico, si algo está mal lo corregimos y no pasa nada. La decisión de censurar de la FIFA no se entiende en un mundo donde el deporte pretende transmitir ciertos valores, que cada vez me cuesta más encontrar.

Es un esperpento, una comedia del absurdo, un incomprensible razonamiento en los tiempos que vivimos. Ahora que las tecnologías domina gran parte de la vida, la FIFA alude que recurrir a ella es quitarle el factor humano al deporte. De risa. Cada vez más refuerzan las ideas de aquellos que odian el fútbol porque ha dejado de ser un deporte para convertirse en un negocio. 

Creía que lo más grotesco lo vivimos  cuando el presidente del gobierno, de una nación soberana, cedió ante el chantaje de los comisionados de la FIFA en España(http://cort.as/02y_). Sin dudarlo, como si del mayor lobby económico se tratase, no se llevó a cabo lo que decía la ley por miedo a que España no jugase el Europeo de fútbol(http://cort.as/02y5).

Lo más gracioso es que nos quejamos de nuestros políticos cuando sus barrabasadas nos afectan, pero no clamamos al cielo cuando grupos de personas juegan a placer con el sentimiento de muchos.

¡Que más da!, como a mi no me gusta el fútbol.