La clave está en el transistor. Como dice la wiki: El transistor es un dispositivo electrónico semiconductor que cumple funciones de amplificador, oscilador, conmutador o rectificador. Resumiendo, la base para que las máquinas puedan trabajar con conjuntos de cero y unos. ¿Cómo?, si el transistor deja pasar la corriente es un uno, sino un cero. Este comportamiento básico es la composición celular del ordenador, y en particular de los microprocesadores: Intel anunció, en 2008, que conseguiría la friolera cantidad de 2.000 millones de transistores por micro. De ahí que si conseguimos diminutos microchip con diminutos transistores, la tecnología en la que se asientas los actuales ordenadores se hace más pequeña, tanto que actualmente se mide en nanomicras y con el consiguiente empeño de ir reduciéndolas.
En la actualidad el componente esencial del transistor es el silicio. Un semiconductor que aplicando una pequeña corriente se comporta como conductor y sin ella como aislante (lo que permite la interpretación de 1 y 0 que he comentado anteriormente). En 2004 se descubrió que el grafeno (una estructura laminar plana, de tan sólo un átomo de grosor, compuesta por átomos de carbono densamente empaquetados en una rejilla cristalina en forma de panal de abeja) se comporta como semiconductor, entre otras características. El estudio de este comportamiento ha valido para sustituir al silicio en el transistor consiguiendo el ‘chip’ de grafeno.
Uno de los paradigmas de la electrónica es incrementar la frecuencia de las señales eléctricas, para fabricar ordenadores cada vez más rápidos o móviles capaces de transmitir datos a mayor velocidad. «Si con los chips de silicio podríamos llegar como máximo a los 100 GHz de velocidad, usando transistores de grafeno se alcanzaría el terahercio (1 THz). Es decir, 10 veces más»
Y lo más importante de todo, bajo este avance, que supondrá una aceleración vertiginosa en el mundo de los ordenadores y las telecomunicaciones, tenemos a un español Tomás Palacios y su equipo de investigación del Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT). La única pega, es que los españoles sigan teniendo que triunfar fuera de casa: Palacios, Cirac, Barbacid,…