¿Qué estudiar?

¿Qué carrera elegirás? Esta simple pregunta rondará en muchos padres viendo como sus hijos devanan su cabeza durante estos días previos al asalto de las universidades. Queda mucho: terminar los exámenes, selectividad, nota de corte… pero la pregunta tiene que estar resuelta antes de comenzar. Los futuros universitarios deben resolver sus miedos personales frente a algunas asignaturas, para elegir con tino la que será su fuente de aprendizaje y, con suerte, el trabajo de su futuro.

Lo que no debemos es sucumbir al miedo del mañana. Que hoy estemos sumidos en una crisis no significa que tengamos que vivir continuamente en una crisis. La previsión del mañana hay que sostenerla con diferentes expectativas a la pura servidumbre de lo que vemos a corto plazo.

La esperanza por buscar una fuente de ingresos independiente de la situación económica del momento, es una quimera a largo plazo. Hasta cuándo el empleo público podrá soportar los deseos de todos los que estudian pensando en una salida cómoda a su futuro. Cuándo veremos que la burbuja del empleo público estallará, dejando en las puertas de los tribunales a oposiciones a más de la mitad de los estudiante que ingresan en las universidades. Y aún así la visión del futuro universitario se centra más en el miedo al mañana que en la búsqueda de un futuro menos competitivo.

Las ciencias clásicas están en caída libre y las ingenierías decrecen con el paso de los años. Si actualmente el bajo número de médicos en España produce la llegada de médicos de otros países, nadie ve que está ocurriendo lo mismo con los ingenieros. Mientras que aquí, y en la zona euro, los ingenieros son cada vez menos, en la India y China crecen el número de estudiantes que cursan estas carreras. No es de extrañar que mañana sean ellos los que dirijan la construcción de nuestros puentes, de las instalaciones eléctricas, de los centros de producción de software, de las industrias del automóvil, …

Yolanda Hernández es ingeniero en informática y trabaja para una gran empresa española, como gerente, en un alto puesto. Hoy he leído un artículo de ella en Ecoaula.es: El lado ‘femenino’ de la informática. Se pregunta por qué cada vez que necesita incorporar personas a su equipo con un perfil informático o telecomunicaciones, apenas le llegan currículos de mujeres: "¿por qué las chicas no estudian este tipo de carreras?".

Cuando mis alumnos discuten qué futuro les deparará el mañana, les pido que miren en la clase abarrotada de al lado y me digan quién tendrá más probabilidades cuando terminen la carrera.


Un comentario

  • Alejo

    29 mayo, 2010

    Supongo que a día de hoy el problema de las ingenierías es un camino lleno de dificultades, sufrimiento y entrega total. Si a esto le añadimos que difícilmente sin tener alguna referencia cercana, muy pocas personas se plantean cursar estas carreras tan costosas. Podemos ver carreras que no menospreciando su dificultad y futuro, a la comparativa con las ingenierías se quedan en una escala menor pues su entendimiento y estudio podríamos decir que es más sencillo. Esto lo saben, pues bien, el otro día en una reunión de delegados, en la discusión de horarios, un compañero de ‘Ciencias de la Actividad Física y del Deporte’ nos defendió a las ingenierías mostrando que necesitaríamos más tiempo , por nosotros, al tener que preparar asignaturas no solo densas en contenido sino densas para llegar a su entendimiento.
    La mayoría quiere vivir sin complicaciones, de ahí y de todo lo demás explicado salen clases de 200 personas y clases en ingenierías de apenas 20 personas.
    A todo esto muestro que la sociedad bien sabe la dificultad de sacar estas carreras y con ello ofreciendo los puestos directivos y comerciales a numerosos ingenieros, fuera de su competencia laboral.

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