Hoy quisiera contar una pequeña reflexión sobre la educación, pero no aquella que busca el desarrollo intelectual y ético de las personas, me refiero a la cortesía, la corrección, el civismo que esperamos de las personas que terminan por decepcionarnos. Esta semana hemos visto a Sabina desatender las peticiones de que no fumase en una rueda de prensa. Algunos puede parecerle intrascendente, pero no lo es. Qué pretendemos enseñar con ese acto: la insumisión hacia la ley.
No dista del mismo proceder que Catherine Deneuve exhibió hace poco, delante de las cámaras y los periodista, quienes se hicieron más eco de su insubordinación que de la película que presentaba. ¿Y que hicieron?, reirse cuando le insistían que la ley no le permitía fumar y ella, a sus … muchos años, reivindicaba el derecho de libertad de actos.
Seguro que estás dos personas están en contra de cuantiosas actitudes que en otros lugares se consideran normales y aquí las vemos punilbles. No trato de comparar, pero si de manifestar que nuestra libertad, nuestros derechos, no pueden abstraerse de la sociedad en la que vivimos y, en consecuencia, de sus leyes.
Si no te gustan las leyes que se deciden en una sociedad tienes formas para intentar cambiarlas, incluso la insumisión, pero acepta que tus actos solo deben afectarte a ti, no a los que te rodean. Por la mofa de Sabina castigarán al hotel donde dio la conferencia con una multa; por el desplante de la diva cometeremos el agravió de castigar a quién no tiene los beneficios de ser famoso. Al final todos terminaremos aceptando que la educación es solo para quien no es de la farándula, cantante, futbolista,…, político; es decir, solo para ti y para mi.