Bien. Uno abandona la sala con la sensación de no haber desperdiciado el dinero. Hasta puede plantearse disquisiciones morales, si olvidamos lo conocido y buscamos únicamente en el presente. Me refiero al guión.
No creo que Andrew Niccol, uno de los motivos por los que fui a ver esta película (sigo recordando la adorada Gattaca y su guión del El Show de Truman), quiera remozar las historias de Robin Hood y La fuga de Logan, en las que, descaradamente, se basa la película. Más bien pretende explicar situaciones modernas con ejemplos clásicos de los que los jóvenes de hoy apenas tienen conocimiento, ni les importa. Desconozco si es el caso, pero seguro que no nos resulta extraño oir que cuando a uno de los protagonistas de estas pelis, basada en anteriores, les preguntan por las viejas se quedan mirando con cara perpleja.
No digo que sea el caso de Timberlake y Seyfried, cuya ñoñería resulta empalagosa(en este caso Niccol a copiado de Bonnie and Clyde). Tan poco de la clase selecta de Nueva Greenwich(otra metáfora del tiempo) que parecen sacados del museo de cera.
Vale, aún dicho lo anterior la película no desmerece. Cada vez me doy cuenta la verdad de quién entiende: los malos son los mejores. Y tienen razón. Podemos aceptar la pareja Timberlake-Seyfried porque no desentonan, bueno…, a ella la decoran tanto que no la ves cantando Mamma Mia!, ni con la caperuza roja. A él…, me ha recordado a los típicos inexpresivos (Willis, Cruise,…) que funcionan porque lo suyo es el movimiento, la acción, y en eso dan el pego. Punto y aparte queda el malo: Cillian Murphy, que lo fichan para malo (Tron: Legacy, Origen), cuando es un bueno de género (Sunshine, otra genialidad). Qué curioso en Sunshine aparecen él y Chris Evans: ¿quién es más famoso? No precisamente el mejor actor.
¿Y el guión?, omitamos los detalles de copia(ahora se llama homenajear), salvemos algunas incoherencias(si la madre se marcha a trabajar, cómo es que le falta más horas que por la mañana, claro se justifica por… lo siguiente; ¿cómo se puedes vivir en un mundo donde no distinguirías entre tu suegra, tu mujer o tu hija?, el mayor problema no es el tiempo, sino quien tienes al lado. Hasta pensarlo resulta obsceno), me gusta por el uso de lo cotidiano hecho realidad. ¿Cuántas veces hemos dicho que un cigarro acorta la vida en un día?, o que corremos tanto como si nos fuera la vida en ello. Aquí es así, todas estas expresiones tienen su sentido.
Por último las metáforas: continuamente. No sólo la vida media por el tiempo; la ruleta rusa en plan pulso; los ricos que no saben vivir y los pobres cómo disfrutan de la vida; vida que se vive más cuando sabes que puedes perderla; hay que añadir las metáforas socio-económicas, muy demagógicas y actuales. Porque… es demagogía, ¿verdad? No pensarlo sería afirmar que Fahrenheit 9/11, Inside Job, Comprar, tirar, comprar… enseñan algo más que un trozo de celuloide.